Sin Pelos en las Piernas – Eddy Merckx, Irrepetible

Colaboración de José María Palacio Cornejo, de Valladolid.

Gracias a esto de internet, cada vez tenemos más acceso a épocas, para algunos pasadas que no pudimos vivir como las actuales, pero que siempre quisimos poder saborear. En este caso, he tenido últimamente bastante acceso a ciclismo de los 60 y 70, que unido a lo que había leído y “estudiado” sobre la época, cada vez me hacen reafirmarme más en mi idea de que el manido argumento de “ahora con el grado de especialización que hay, no va a poder haber un nuevo Merckx”, es una falacia. Ahora y en el futuro, no va a haber un nuevo Merckx, porque Merckx es irrepetible. Esa es la única realidad del asunto.

La verdad es que, dopaje evolucionando, los mediados y finales de los 60 y la década de los 70, no es ciclismo de Coppi, o de Bahamontes y Gaul. Es un ciclismo ya moderno, con equipos muy bien estructurados, con importantes presupuestos y grandes patrocinios. Ya había “Mapeis” por ahí danzando como el Flandria, ya había masajistas, médicos y mecánicos supercodiciados, y ya había equipos muy encaminados o bien clásicas, o bien rondas por etapas. Ya había por ahí HTCs independientemente de que fueran holandeses o franceses…

En esos tiempos, ya había una concurrencia de clasicómanos que año a año preparaban la flor y nata de las pruebas de un día con mínimo, ya había especialistas en las campañas del norte. Los italianos ya preparaban como si les fuera la vida en ello el Giro; y las carreras de final de temporada italianas. Los equipos de hombres rápidos ya trataban de controlar San Remo. Ya había ciclistas que preparaban año a año su asalto al Tour de Francia preparándose cinco o seis meses sin dar señales de vida hasta el Tour. Había escaladores que hacían estallar los pelotones, había sprinters semi imbatibles en llegadas rápidas, y había una pléyade de hombres completos que trataban de triunfar aquí o allá, haciendo temporadas razonablemente completas en diversos frentes.

Ya había directores que obligaban a sus ciclistas a actuar de un modo u otro, gregarios de todo tipo, segundos y terceros espadas, preparaciones invernales milimétricas, doping por supuesto. TODO ESO YA LO HABÍA.

Pues en ese ciclismo, apareció un hombre que no es que triunfara. La palabra sería algo así como que, durante 7 u 8 años SECUESTRÓ el calendario ciclista. Esclavizó a sus rivales. Humilló al pelotón ciclista internacional en un hecho sin parangón creo que en la historia del deporte profesional sea la disciplina que sea.

Imginaos a un tipo que ganara a Boonen y Cancellara en el pavé, que triturara a los italianos en el Giro, que arrasara en el Tour humillando a Contador y Schleck, que se pasara por la piedra en vueltas cortas a los probadores tipo Brajkovic, que en la San Remo o en los mundiales, sistemáticamente se cargara a Oscar Freire. O que en etapas de llegada masiva… ganara a Farrar, Cavendish y compañía. Ese señor existió en su día. Se llamaba EDDY MERCKX.

Ya lo he repetido muchas veces… cuanto más veo, estudio y leo sobre su trayectoria y observo su palmarés, más alucinado me quedo.

Da la sensación de que en él se juntó todo. Todo lo bueno que puede tener un deportista. Un portento físico, con una capacidad de sacrificio que haría parecer a Abraham Olano o Jan Ullrich, que le hacía entrenarse de forma milimétrica y super severa año a año, con una ambición ilimitada, y con unos nervios de acero y una mentalidad ganadora de gimnasta olímpico. Porque claro… muchas veces un super ciclista tras una temporada muy buena se ve asediado por la prensa, las presiones del patrocinio, las expectativas de los aficionados, y al año siguiente no responde del mismo modo a las expectativas, no puede soportar la presión, no sabe como responder ante la realidad que es ver que los rivales corren contra ti. Merckx estaba POR ENCIMA DE ESO SIEMPRE.

Vencer a Merckx, aunque fuera una vez en la vida, te catapultaba a la mitología del ciclismo. Eso es algo increíble. Pero en un alarde de voracidad inusitado, resulta poco menos que alucinante ver como Merckx pudo soportar una carga de calendario salvaje, con una ambición casi enfermiza, que le hacía ganar casi una vez por cada tres que se ponía el dorsal, y subir al podio prácticamente siempre en cualquier prueba de prestigio durante 8 años seguidos.

Merckx pudo haber ganado seis Giros y seis Tours… se quedo con 5 de cada uno. Ganó la Vuelta con cifras de sprinter. Sus resultados en clásicas son mareantes. En un margen de diez años, ganó siete veces la Milan San Remo, ganó dos Tour de Flandes y subió otras tres veces al podio, ganó cinco Liejas y subió otras dos veces al podio, se llevó tres Paris Roubaix y fue segundo en otras dos ocasiones, ganó dos Giros de Lombardía y fue podio otras tres veces… sus rivales en los monumentos no eran casi nunca los mismos que se encontraba en el Giro, y los rivales del Tour tampoco tenían por qué coincidir con los de las clásicas o incluso con los de la ronda italiana.

Por seguir con las clásicas y con el periodo entre 1966 a 1976, venció 3 veces en la Gante Wevelgen y sumó dos podios a mayores, tres Flecha Valona y dos podios más, dos Amstel Gold Race y un podio. Tiranizó el calendario de clásicas. Solo por eso podría haber sido considerado un ciclista único… pero aquí es lo que se salta cualquier patrón comparable al resto de ciclistas de la historia. Eddy Merckx… disputaba acto seguido de la temporada de clásicas… el Giro de Italia.

Merckx, entre 1968 y 1974 ganó cinco Giros, y fue expulsado en uno por un supuesto positivo fantasma cuando tenía encarrilada la carrera con 4 victorias parciales y la maglia rosa. Ganó 24 etapas en total de todas sus participaciones, lo que viene a ser tres etapas por participación que fueron ocho… aunque… quitando sus últimas ediciones… Merckx se movía entre las 4 y las 8 etapas vencidas en el Giro… pero claro… el tema es que Merckx… después del Giro… generalmente corría el Tour.

Merckx, entre el año 1969 y el año 1977, corrió siete tours y ganó cinco, siendo segundo en otro y sexto en el último. “Amasó” un total de 34 victorias… lo que vendría a dar una media en siete participaciones… de cinco victorias en cada participación… cifras dignas de Mark Cavendish. Pero Eddy Merckx… no era un sprinter.

Eddy Merckx entre 1966 y 1977 siempre corrió el mundial con la selección belga. Ganó tres veces el arcoiris, fue cuarto en otros dos y top 10 en otros dos o tres.

Fuera de todo lo citado, que es poco menos que comentar el calendario más lustroso del ciclismo profesional… Eddy Merckx ganó más cosas. Venció al final del año ciclista, nada más y nada menos que seis veces la escalda a Montjuic. Triunfó en un Dauphine (hay que entender, que como solía correr el Giro… casi nunca participaba en pruebas pre tour tras la corsa rosa). Un Tour de Romandía. Tres Paris Niza. Ganó Piamonte, Emillia, la Het Volk varias veces…

Y claro… por finalizar… estaba la forma en que ganaba Merckx. Eddy Merckx podía ganar de todas las formas posibles… pero una muy habitual en clásicas sobre todo, es que Merckx destrozara la carrera… y aquello acabara con una exhibición escandalosa. En las pruebas por etapas, generalmente al final de las carreras las diferencias eran monstruosas… y si no lo eran, coincidía con una pléyade de rivales míticos que buscaban conjuras, alianzas o planteamientos suicidas en carrera, con el fin de tumbar al hombre del saco, a esta especie de ogro comeniños insaciable. A “triki”, el monstruo de las galletas ciclistas.

Dicho todo esto… me imagino que habitualmente seguiré escuchando a periodistas el rollo de que “no se pueden comparar épocas… no se puede comparar lo que ha hecho Armstrong o Anquetil, con lo que hizo Merckx… son momentos diferentes”… yo me sonreiré para mis adentros y me guardaré mi opinión. Porque casi todo es debatible… y lo de que no se pueden comparar épocas también. Pero si hay una verdad irrefutable en ciclismo es que NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE, PUEDE COMPARARSE A EDDY MERCKX.